6 oct 2014

Las chicas son guerreras


A mediados de los años 70 en España, un grupo llamado Coz lanzaba una canción llamada "Las chicas son guerreras", con la cual conseguirían cierta fama en la época y quedó para la posteridad. Apuesto a que todos la hemos escuchado alguna vez, sin saber de dónde procedía esa canción y quién la había compuesto. Si bien es cierto que la letra de la canción va dirigida a otro ámbito de la vida femenina, el título de la misma encaja a la perfección con ese grupo de mujeres que han mostrado una actitud ejemplar, compromiso, lucha, compañerismo e infinidad de acciones más  que debieran servir como ejemplo para la sociedad, sea cual sea la edad o el género, aficionado o no al deporte, al baloncesto en este caso. 

Por si alguien anda aún perdido, todos estos halagos van dirigidos a las chicas de la selección femenina de baloncesto por su actuación en el Mundial de Turquía que terminó el pasado domingo, chicas que han logrado un hito histórico, hito del que deben estar muy orgullosas, más del que sentimos los aficionados al deporte en general y al baloncesto en particular. Deben estar pletóricas, henchidas de orgullo por alcanzar un logro al que nunca se había podido llegar y que ahora tras años y años de esfuerzo y con un grupo espectacular se ha logrado. Una final de un Mundial, algo impensable hace años, sobre todo teniendo en cuenta pasados torneos donde no se logró la clasificación para los Juegos Olímpicos de Londres, pero a veces el esfuerzo, el tesón y el trabajo bien hecho dan sus frutos, y éste es uno de esos casos. Ahora la selección femenina tras años viviendo a la sombra de los éxitos de sus homónimos masculinos, sale a la luz, se dan a conocer, infunden orgullo en aficionados, periodistas o deportistas de todo tipo.

Es cierto que no se pudo en la final contra la selección americana, que al igual que la masculina son inalcanzables, cuentan con jugadoras espectaculares y de otro planeta como Maya Moore, una auténtica devoradora de récords, de medallas y de torneos, la mejor jugadora del planeta sin duda o Diana Taurasi, jugadora que cuenta con una trayectoria y una experiencia al alcance de pocas, o la jovencísima Brittney Griner, con un futuro prometedor y número 1 del draft de 2013. 


Aún así se peleó hasta el final, nunca bajaron los brazos y así es como, aún perdiendo, se da ejemplo. Así debe ser. No importa la derrota si te quedas con la satisfacción de haber hecho lo correcto y de haber dado todo y más, y ellas así lo hicieron. Ahora España, ellas, están al frente del resto de equipos "mortales", lideran la "otra" competición. Actuales campeonas de Europa y subcampeonas del mundo. 
Quitémonos el sombrero ante todas y cada una de ellas: la mítica Laia Palau, Marta Xárgay, Silvia Domínguez, Leticia Romero, Alba Torrens, líder y estrella, Leonor Rodríguez, Nuria Martínez, Anna Cruz, Laura Nicholls, Sancho Lyttle, Laura Gil y la veterana junta a Laia, Lucila Pascua. 
Un grupo entrenado de manera magistral por Lucas Mondelo desde hace años y que ha conseguido poner a la selección en la cima.

Celebrando una plata que sabe a oro.
Con el éxito obtenido se garantizan el salir en prensa, radio y televisión, se dan a conocer a personas que habiéndose dado otro resultado, jamás habrían prestado la menor atención. Ahora en cambio, aunque de manera efímera y por un corto espacio de tiempo son las protagonistas de la película. Está mal, pero es lo que hay. Interesas en función de lo que logres y cómo lo logres. 
De todos los torneos que iban a tener lugar este verano a nivel de selecciones, el último en importancia y en difusión era el de las chicas. Mundial de Fútbol y Mundobasket masculino estaban por delante en importancia para cadenas y afición y también por delante en cuanto a ilusión y expectación generada. Al final, las que han cumplido con su objetivo han sido ellas y dejan retratados a los chicos de ambas selecciones. Por si alguien lo viene dudando aún, teniendo en cuenta los resultados deportivos de este país en los últimos años, creo que queda claro que ellas son el sexo fuerte.
Una vez más quitémonos el sombrero ante ellas.




  

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