26 dic 2014

Kobe Bryant: una picadura de leyenda


Seguro que si os hablo de la Dendroaspis polylepsis muchos pensarían que estoy loco y que no tiene nada que ver con lo que hay en este blog, pero si os digo que también es conocida como la Mamba negra igual todo va encajando más, ¿verdad? La mamba negra es una serpiente africana considerada la segunda más peligrosa del planeta y es mortalmente venenosa, se le conoce con ese nombre debido a que el interior de su boca es negro, sin embargo parece que con su veneno se podrían salvar vidas. 
Con este apodo es como se le conoce en el mundo del baloncesto al protagonista de esta entrada.

Son ya varias semanas sin escribir nada. Se han sucedido cantidad de temas sobre los que hablar, pero siempre he tenido claro de qué y sobre todo de quién iba a tratar mi próximo texto. Un jugador de leyenda que ha marcado una época y lo sigue haciendo, que ha batido miles de récords y registros. Con varios anillos de campeón en su poder. Y ese jugador es: Kobe Bryant.
La carrera de Kobe en la NBA ha sufrido muchísimos altibajos tanto a nivel deportivo, ya sea de manera individual o colectiva, o a nivel personal. Ha sido muy querido y también muy odiado y aún a día de hoy los aficionados al baloncesto siguen viviendo en una permanente dicotomía amor/odio hacia su persona y su juego.
Para mi desgracia y a pesar de la enorme hemeroteca existente a día de hoy, no pude disfrutar como es debido del para muchos más grande jugador que haya pisado una cancha jamás: Michael Jordan. Ves recopilaciones de jugadas, resúmenes, lees y lees infinidad de cosas, anécdotas y actuaciones míticas. Pero el destino me tenía guardado el crecer viendo a Kobe y los que nos encontramos en esa dicotomía que mencionaba antes en el lado del amor no tenemos palabras suficientes de agradecimiento hacia todo lo que nos ha regalado durante tantos años.

Kobe Bryant nació en Filadelfia (Pensylvania) hace 36 años. Hijo de un jugador de baloncesto profesional, ya llevaba en la sangre el amor hacia el baloncesto. Su padre que fue jugador NBA, también tuvo su periplo europeo, concretamente en Italia, siendo Kobe un niño. Esto le permitió conocer otra cultura, otra forma de ver la vida y el baloncesto, así como acercase más a lo que sería su profesión y su medio de vida. Porque Kobe no concibe su vida sin el baloncesto. Sin esos entrenamientos, esas interminables sesiones de tiro o de gimnasio, no podría vivir sin esa adrenalina de jugar partido tras partido, sin apenas descanso, enfrentándose a adversarios ya conocidos o jóvenes que intentarán ocupar el hueco que el deje y que tan caro vende. La palabra rendirse y sus derivados o sinónimos no existen en su vocabulario. Lo demuestra año tras año, temporada tras temporada, canasta tras canasta.
Ignoro quién le apodó "Black Mamba", pero dio en el clavo con ese sobrenombre, no se cansa de picar y picar a sus enemigos y tras 19 temporadas en activo, quiere, desea, necesita seguir superando adversarios.

Seleccionado en el puesto 13 en la primera ronda del draft de 1996 por Charlotte Hornets, pasando directamente del instituto a la NBA, sin pisar la universidad, y esa misma noche de su elección fue mandado a la que aún hoy sigue siendo su casa: Los Ángeles. 
Parece ser que era un total desconocido para la gran mayoría de franquicias. Un joven más que se saltaba el paso más habitual de la universidad soñando triunfar de primeras en la NBA.
No se entiende demasiado ese desconocimiento hacia un jugador que lideró a su equipo de high school a la consecución de un campeonato estatal, que además batió el récord de anotación que hasta ese momento estaba en poder de un tal Wilt Chamberlain y que había destacado en el mítico Mc Donald´s All America Team. Cierto que el draft de ese año ha sido uno de los mejores de la historia y que había grandes jugadores con un gran nombre labrado en universidades importantes y que quizás daban más confianza y seguridad a los equipos. Nombre como Allen Iverson, campeón con Georgetown, Stephon Marbury, Steve Nash, Ray Allen...
Sin embargo, el por entonces general manager de la franquicia angelina, Jerry West, quedó totalmente prendado de ese joven escolta de 1,98 tras una sesión privada y lo mantuvieron casi en secreto para los demás. Por cierto la estatura es la primera, pero no la última coincidencia con su ídolo, o como ha declarado en los últimos días el propio Kobe: "su musa", Jordan. Otra coincidencia es el puesto que ocupan en la pista. Pero hay más.

En este post no quiero quiero aburrir con fríos datos estadísticos, con la cantidad de puntos anotados, sus porcentajes, sus récords, sus anillos... Kobe Bryant no es un jugador al que haya que describir a través de sus números. Es un jugador de sensaciones y se le tiene que juzgar en base a lo que te transmita cuando lo ves jugar y lo que te llega son cosas inimaginables, al alcance de algunos "elegidos", de jugadores con un don especial. 

Nunca te aburres viéndolo jugar, nunca has perdido el tiempo dure dos horas el partido o más, siempre que él está en cancha ha merecido la pena el desvelo a horas en las que lo que hace la mayor parte de la población es dormir, pero donde el aficionado de basket demuestra que es diferente. Años y años sacrificando horas de sueño con la expectativa de ver con qué nueva maravilla te puede deleitar. 
Y es que "Vino" como el mismo se apodó hace año y medio tras esa grave lesión, ha ido mejorando con la edad y cuando parece que su estrella se apaga, él vuelve a renacer cual ave fénix y demostrar que sigue ahí, que no se va a rendir y que no se le puede enterrar hasta que el lo diga.
Con la rotura del tendón de Aquiles que sufrió, una lesión tan extraña como grave y más a los 35 años, y que ha retirado a algún que otro jugador, si no recuerdo mal Isiah Thomas se retiró y con menor edad, muchos daban por acabada su carrera, incluso los que lo seguimos como si fuera un dios y nosotros sus apóstoles, temimos por esa posibilidad. Un pedacito de nuestro corazón se rompió al verle retirarse roto de dolor tras esos tiros libres en aquel fatídico día frente a Golden State Warriors. Sin embargo, tras el partido y antes las preguntas de los periodistas sobre esa posibilidad de retirada el contestaba: "Ya puedo imaginarme todo lo que se dirá en los medios. Me está molestando sólo en  pensarlo. Los siguientes pasos serán resonancia, cirugía y luego la recuperación"
Y sobre si serían sus últimos minutos en una cancha: "¿Estás bromeando?".

Toda una vida vistiendo el oro y púrpura, dando muestra de una lealtad poco convencional en la NBA y en el mundo del deporte en general. Aunque no siempre tuvo tan claro el continuar en la franquicia californiana y en dos ocasiones estuvo a punto de dar el paso de cambiar de aires. La primera vez fue en ese equipo que dominó la liga ganando tres anillos consecutivos, otra coincidencia con Jordan, donde hubo una lucha de poder entre él y el otro gran pilar del equipo, Shaquille O´Neal, donde ambos peleaban por el liderazgo dentro del vestuario. Tras la consecución del tercero, Phil Jackson, el cual era el entrenador tuvo que escoger entre ambos y eligió a Kobe.
La segunda vez que estuvo a punto de irse fue justo el año que llegó Pau Gasol, con Phil en el banquillo. Tras varias temporadas en las que los angelinos no aspiraban a nada, Bryant exigió que se reforzara la plantilla para poder volver a aspirar al anillo o que tendría que marcharse. La llegada del español, junto a Odom, y la explosión de Bynum hicieron que compitieran, jugando varias finales y ganando dos anillos más de forma consecutiva. Por cierto el ser entrenado por Phil es la enésima similitud con Michael.

Su personalidad tiene un carácter de ambición infinito y eso no ha sido aceptado por algunos de sus compañeros, los cuales no aceptaban su método de trabajo. Kobe no concibe el baloncesto de otra forma que no sea darlo de todo en todo momento y el que no esté dispuesto a eso no tiene sitio a su lado. Bryant es un competidor voraz, un depredador de partidos y de récords. Una voracidad que parece no tener fin, que le lleva a superar cosas que parecían una quimera, ya sean lesiones o registros. El último, o más bien su penúltimo gran logro, superar a su "musa" en la lista de máximos anotadores en la historia de la NBA, colocándose tercero y solo superado por Karl Malone y Kareem Abdul-Jabbar. Ambos registros parecen muy lejanos, sobre todo el de éste último, pero ¿quién puede asegurar que no lo pueda conseguir? El tiempo, su forma física y sobre todo su apetito nos sacarán de dudas, mientras tanto disfrutemos todo el tiempo que sea posible de su presencia en las canchas.
Como bien reza "Kid Ink" en una de sus letras: " More than a man, more than a king, more like God".










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